Qué se esconde detrás de nuestros miedos, ansiedades e inseguridades?

Hace algunos años que me siento muy atraído por lo que se llama "Psicoterapia Basada en Procesos". En realidad no se trata de una nueva tecnología en terapia, sino de la vuelta a conocimientos que, por distintos motivos, fueron eclipsados por otros coherentes con su momento histórico.

¿Por qué esta intro? Porque la psicología basada en procesos se interesa por comprender cuáles son los procesos que nos llevan a sentirnos mal y a sufrir y, por ende, cuáles son los procesos que podrían ayudarnos a sentirnos mejor y tener una vida más plena.

Hoy voy a hablar de dos procesos claves a la hora de comprender por qué aunque pasa el tiempo seguimos arrastrando ciertos temores: evitación y fusión cognitiva.


  • Evitación: A la evitación la podemos comprender como una forma de reaccionar a través de la cual nos alejamos de aquél estímulo o situación que interpretamos como amenazante. Cuando evitamos, lo que buscamos es tomar distancia de todo aquello que pueda poner nuestra integridad - o la de todo lo que consideremos valioso - en peligro.
          Esta forma de responder ha sido de enorme importancia cuando vivíamos en entornos naturales y estábamos constantemente expuestos a peligros. El problema es que actualmente evitamos muchas situaciones que no entrañan un peligro real, con lo cual su función principal - protegernos - se transforma en una limitación cuando queremos hacer cosas que interpretamos como potencialmente peligrosas. Pero este no es el único problema: a esto se suma que cada vez que evitamos algo por temor o malestar, confirmamos esta idea de que nada malo sucedió debido a que evitamos que sucediera. Se consolida un aprendizaje que afirma que de no evitar, cosas muy malas podrían suceder; este aprendizaje no puede ser refutado por la experiencia ya que.....justamente...la evitamos.

  • Fusión Cognitiva: De modo resumido y sencillo, podríamos entender a la fusión cognitiva como nuestra tendencia a creer que todo aquello que pensamos y sentimos es un fiel reflejo de lo que realmente sucede; es decir, no tomamos a los pensamientos como pensamientos, ni a las emociones como emociones. Lo que pensamos se convierte en la realidad en sí misma. Es como si creyéramos que nuestro contenido mental es totalmente literal; por ende, si yo creo que los perros son malos y muerden, al ver a un perro me asusto dado que mi mente me afirma que las cosas son como yo las veo, por ende...estoy en peligro.
La fusión cognitiva es interesante cuando nos permite fusionarnos con una película, creyendo que los protagonistas no son actores, sino son personajes reales. De otro modo, no tendría sentido leer un libro; ver una película; engancharnos con una serie.... Pero ¿qué sucede cuando nos creemos pensamientos que nos limitan y nos hacen sentir mal? Un ejemplo podría ser: un alto porcentaje de parejas incurre en algún episodio de infidelidad en algún momento de la relación; yo llevo bastantes años con mi mujer...seguro que ella está siendo infiel. Es más, sin dudas esto sucede cuando yo viajo por trabajo. Claro, en este caso no estoy pudiendo evaluar mi contenido mental como un pensamiento o una conclusión a la que yo llegué sin información cierta; lo estoy tomando como un hecho de la realidad que tiene el poder de hacerme asustar y/o enojar.

Bueno ¿y ahora qué hacemos con todo esto?

Afortunadamente la psicoterapia basada en evidencia cuenta con herramientas para hacer frente a tan usuales problemas:
Los ejercicios de exposición gradual ayudan a aprender que:

  1. Somos capaces de enfrentar situaciones que nos generan temor y salir victoriosos. De este modo, aumenta nuestra autoestima y confianza.
  2. Que nuestro malestar  - al igual que cualquier emoción - van disminuyendo gradualmente con el paso del tiempo, sin requerir realizar ninguna conducta evitativa.
  3. Que las consecuencias que tanto hemos estado temiendo, generalmente no suceden realmente, y si lo hacen, no suelen ser de la forma trágica en la cual lo pensamos.
  4. Que podemos generar nuevos aprendizajes basados en experiencias actuales y no en temores muchas veces infundados o desactualizados.
Por otra parte, los ejercicios de De-fusión cognitiva nos permiten:
  1. Tomar a nuestros pensamientos y emociones como lo que son: eventos transitorios, muchas veces involuntarios, que no se basan necesariamente en hechos reales ni representan fielmente lo que sucede por fuera de nuestra cabeza.
  2. Aprender a tener pensamientos sin por ello destinarles toda nuestra atención.
  3. A cuestionar pensamientos pudiendo generar otras alternativas de mayor utilidad.
  4. A mejorar nuestro vínculo con nuestra mente, aprendiendo que algunas experiencias desagradables son transitorias y se van atenuando cuanta menos atención les regalamos.
Bueno, si lo que comenté en este post te resultó interesante o útil, podes compartir el mismo, o dejarme preguntas!

Saludos!



Comentarios

Entradas populares